Una polémica de 1988 con LRCI [League For A Revolutionary Communist International — affiliated with British Workers Power group]

La guerra de las Malvinas/Falkland

Vuestro apoyo al "anti-imperialismo" hipócrita de Khomeini encuentra su análogo en el apoyo a la aventura de Galtieri en el Atlántico Sur en 1982. La táctica de las Malvinas fue usada deliberadamente para descarrilar una movilización poderosa de la clase obrera, por medio de una orgía social-patriótica. Fue lanzada tres días antes de la amenaza de una huelga general. El apoyo a la Argentina en ese conflicto sórdido no expresó un sentimiento "anti-imperialista," sino una confianza política en un régimen bonapartista extremadamente represivo. Para los trabajadores argentinos, como para los británicos, su principal enemigo se encontraba en su propia casa.

Ustedes defienden la posición de defensa Argentina en el conflicto de las Malvinas/Falklands alegando que:

"Llevando a cabo esta política estamos siguiendo exactamente la metodología elaborada por Trotsky en relación con Etiopía, pero también, más pertinentemente, la que usó en relación con el Brasil cuando hubo peligro de guerra entre ese país y eran Bretaña. El argumento, que a pesar del sistema reaccionario del Brasil, una victoria contra el imperialismo británico debería de ser el resultado al cual todo comunista debía de dirigir sus esfuerzos y sus aspiraciones. Camaradas, ¿cómo pueden justificar vuestro ausentismo miserable con cualquiera de las enseñanzas de Trotsky? Citemos vuestras referencias."

Cualquiera que mire lo que Trotsky realmente escribió, verá que la pregunta clave en ambas guerras, la de Italia-Etiopía y el proyectado conflicto entre Brasil y Gran Bretaña, fue la de la defensa de la independencia llevada a cabo por países subdesarrollados contra la conquista imperialista. Por ejemplo, en una breve nota llamada "El Conflicto Italo-Etíope" publicada el 17 de julio de 1935, Trotsky estableció que, "Cuando hay guerra de por medio, para nosotros no es una cuestión de quien es el 'mejor', el Negus o Mussolini; sino que es una cuestión de relaciones de clases y la lucha por su independencia de una nación subdesarrollada contra el imperialismo" (énfasis agregado). En "La Cuarta Internacional y la Unión Soviética," 8 de julio de 1936, él escribió:

"Si por ejemplo, ellos (quiere decir, los de la Cuarta Internacional) apoyan a Etiopía, a pesar de la esclavitud que prevalece allí y a pesar de su régimen político bárbaro, es, en primer lugar porque un estado nacional independiente representa una etapa progresiva histórica de un país pre-capitalista..."

Varios años más tarde, discutiendo la posibilidad de una guerra entre la Gran Bretaña y el Brasil, Trotsky USÓ un criterio similar:

"Yo estaré del lado del Brasil 'fascista' contra la 'democracia' de eran Bretaña. ¿Por qué? Porque en el conflicto entre ellos no es una cuestión de democracia o fascismo. Si Inglaterra llega a ser victoriosa, pondrá otro fascista en Río de Janeiro y encadenará doblemente al Brasil."

Si la soberanía de la Argentina hubiera corrido peligro en el conflicto de las Malvinas/Falklands, hubiéramos tenido sin duda una posición de defensa Argentina. Pero este no era el quid del conflicto en el Atlántico del Sur. Nadie pensó por un momento que una victoria de parte de los británicos iba a resultar en la instalación de un régimen de marionetas de Thatcher en Buenos Aires.

En 1916, Lenin hizo una distinción pertinente entre las luchas populares legítimas contra la opresión nacional y varias "sórdidas riñas nacionales" por parte de la burguesía de las naciones oprimidas. En estos casos, "la crítica de los Marxistas revolucionarios debe ser dirigida no contra el movimiento nacional, sino contra la degradación, la vulgarización, contra la tendencia a reducirlo a una riña mezquina." El continuó:

"Nosotros no 'apoyaremos' una farsa republicana, digamos, en el Principado de Mónaco, o el aventurerismo

republicano' de 'generales' en los pequeños estados de América del Sur o de alguna isla del Pacífico. Pero eso no quiere decir que seria admisible abandonar el eslogan republicano por movimientos serios democráticos y socialistas. Nosotros debemos ridicularizar las sórdidas riñas y regateos nacionales que ocurren en Rusia y Austria. Pero eso no quiere decir que sería admisible negar el apoyo a un levantamiento nacional o a una lucha popular seria contra la opresión nacional.

Ustedes intentan esquivar la cuestión crítica de la soberanía de la Argentina con la aseveración de que "Su soberanía sobre sus islas-robadas por Gran Bretaña estaba en peligro." Los Marxistas no son revanchistas. Nosotros no reconocemos el "derecho" de la Argentina a gobernar a unos pocos miles de manaderos de ovejas de habla inglesa, basados en el hecho de que la Argentina poseyó brevemente a las Malvinas por una docena de años en los años 1820 y 1930. El hecho es que por un

siglo y medio no hubo ninguna presencia Argentina en esas islas. La población de las Falklands no tiene ninguna conexión histórica con la Argentina y no demostraron ningún interés particular de convertirse en argentinos.

Los obreros argentinos no tenían nada en juego en la guerra de la junta-su principal enemigo, y la agencia de su opresión por el imperialismo se encontraba en su propia casa. Por lo tanto los revolucionarios pidieron a los trabajadores argentinos que dieran vuelta a sus fusiles. Por supuesto haríamos el mismo llamado a los trabajadores británicos. Es completamente ilógico sostener, como lo hacen ustedes, que "El adjunto necesario para el derrotismo en Gran Bretaña fue apoyado por la Argentina." No hubo ningún lado justo en la riña sobre esas piezas inmobiliarias desoladas del Atlántico Sur y por lo tanto no hubo razón para llamar a los trabajadores argentinos para que derramaran su sangre en la aventura militar de Galtieri.