Nota de introducción
(al documento "Cuba y los estados obreros
deformados")
El documento que a continuación sigue fue
escrito en julio de 1961 por Tim Wohlforth que se separó en
1962 de la tendencia que más tarde se transformó en el
grupo espartaquista. La posición que aquí reimprimimos fue
mantenida por Wohlforth durante sólo unos meses, ya que después
volvió a defender variantes de las posiciones de la Socialist
Labor League (SLL-"Liga Laborista Socialista") británica. A pesar de
todo, Wohlforth ha legado una contribución meritoria al exponer en forma
escrita el entendimiento de cómo la Revolución Cubana condujo a
un estado obrero deformado.
Resumimos aquí, a partir de documentos
posteriores, las opiniones que Wohlforth desarrolló ulteriormente y que
presumiblemente todavía están en vigor. En su carta a James
Robertson del 12 de agosto de 1964, en la que presentaba
objeciones a la propuesta de Robertson de reunificar a los dos grupos,
Wohlforth declara:
"Debemos empezar por entender el
proceso que se está desarrollando en Cuba. Una vez que entendamos
este proceso dentro del marco de los hechos sociales mundiales, no tendremos
entonces ninguna dificultad en caracterizar correctamente a Cuba. "Hemos
analizado este proceso con considerable detalle en nuestro artículo 'La
vía cubana-¿un modelo para el futuro?'en el boletín de
discusión del SWP en 1963. Se puede encontrar un análisis
más actualizado en el artículo de Ed Stillwell, en el
número del 18 de julio del Newsletter. En ningún momento
en el proceso revolucionario cubano ha llegado el proletariado a la dictadura,
deformadamente o de ninguna otra manera. Desde el principio hasta el final el
proceso fue llevado a cabo con el control estatal en manos de la
formación pequeño-burguesa de Castro. Por lo tanto bajo ninguna
condición podemos considerar a Cuba como un Estado obrero de
ningún tipo. Los pasos que está dando actualmente Castro hacia la
reintegración al mercado capitalista confirman plenamente nuestra
posición.
"Se desprende claramente de nuestro
análisis que no creemos que haya habido una revolución socialista
en Cuba. Por lo tanto es obvio que debemos continuar la lucha por una
revolución social en Cuba que conducirá a la clase obrera
al poder. ¿Cómo puedes pretender tener unas opiniones similares a
las nuestras sobre las tareas políticas en Cuba?"
En los otros lugares a los que Wohlforth se
refiere más arriba, centra su argumentación alrededor de los
siguientes puntos:
"La Revolución Cubana tuvo en sus
primeras etapas un aparato estatal capitalista, debilitado, sí,
pero capitalista .... Este aparato estatal ha sido profundamente socavado bajo
el impacto de profundos sucesos revolucionarios .... Así
pués debemos caracterizar este estado como un estado capitalista en
descomposición, parcialmente corroído, y susceptible de ser
presionado por la clase obrera tanto como por otras fuerzas sociales, pero no
bajo el control directo o indirecto de la clase obrera." ["La vía
cubana-¿un modelo para el futuro?" 17 de abril de 1963.]
"Cuba puede ser y será definida
cómo un Estado obrero solamente cuando un partido revolucionario basado
sobre al programa de la Cuarta Internacional haya derrotado con éxito al
estado capitalista actualmente representado por la dictadura bonapartista de
Castro, y lo haya remplazado por la dictadura de la clase obrera." ["Un
corrompido programa de clase media lleva a Castro a las manos de los Estados
Unidos," Newsletter, 18 de julio de 1964.]
La contestación de Robertson en
representación' del comité de redacción del Spartacist
a la carta de Wohlforth de 12 de agosto de 1964, manifiesta:
"Aunque no ha surgido un enfrentamiento
programático inmediato entre nosotros a causa de tu reciente y mucho
más dura posición (ya que tú continúas manteniendo
tu posición de defensa de Cuba contra el imperialismo norteamericano
basándote en otros argumentos), la tendencia de tu proposición
sobre este problema nos perturba considerablemente ya que constituye una
negación burda de la realidad al tratar del desarrollo de la
Revolución Cubana. Aún más, tu posición está
a un paso deponer también en duda el caracter proletario básico
del estado chino actual.
"Queremos llamar tu atención sobre
nuestras propias opiniones sobre la cuestión cubana. Creemos que estas
opiniones son una contribución importante al necesario rearmamiento
teórico del movimiento trotskista en el período desde la Segunda
Guerra Mundial, en la lucha contra el revisionismo pablista y contra `
reacciones sectarias hacia semejante- revisionismo.' Vemos que, de acuerdo con
el resto de tu carta del 12` de agosto, prefieres caracterizar nuestra
orientación hacia la Revolución Cubana como una
calificación estática y externa. Tienes derecho a creer, si
quieres, que estamos equivocados en nuestras conclusiones sobre la
cuestión cubana. Pero tú mismo participaste, en nuestro entonces
común esfuerzo, para entender las dinámicas internas de clase de
la revolución que conducirían a un estado obrero deformado. De
hecho, fue considerablemente inspirado por mí como entonces escribistes
un importante borrador ["Cuba y los estados obreros deformados"] en el que
esbozaste el curso de la revolución y sus implicaciones para los
revolucionarios proletarios. Entiendes así por qué nosotros hemos
llegado a creer que tu caracterización de nuestra posición fue
deliberadamente concebida para engañar a los incautos y a los
ignorantes. Lo que nos molesta particularmente de tu procedimiento en el
presente contexto es que refuerza nuestras dudas sobre la seriedad de tus
pretensiones de unidad." [22 de diciembre de 1964]
E1 grupo de Wohlforth respondió en una
carta del 25 de enero de 1965 admitiendo la previa adhesión de Wohlforth
al concepto del Estado obrero deformado: "Hemos adoptado un método
diferente, después de haber compartido por supuesto con vosostros
vuestra incorrecta orientación metodológica." Después
demostraron su miedo latente al decir que: "En verdad, vuestra teoría no
deja en absoluto ningún papel al proletariado en los cambios sociales en
las regiones atrasadas, y lo mismo que el pablismo, abre el camino hacia el
rebajamiento del papel del proletariado en los paises avanzados." Aquí
Wohlforth comete un error de entendimiento intencionado. El bien sabe que
nuestro reconocimiento de la deformación fundamental de una
revolución social en desarrollo, que se mantiene dentro de un marco
maoísta, no nos lleva a apoyar pasivamente la lucha armada de los
estalinistas basados en el campesinado, sino a todo lo contrario.
Nuestra posición da una base teórica a la necesidad urgente, como
hoy en Vietnam, de que el proletariado se reagrupe bajo su vanguardia
revolucionaria e intervenga para tomar el mando de la lucha, dando así
forma concreta a la perspectiva de la Revolución Permanente.
Lo que esta afirmación de Wohlforth indica
en el fondo es que él cree o teme que el estado de Lenin y el estado de
Stalin son idénticos en cuanto a sus posibilidades para avanzar hacia el
socialismo. Así las ideas actuales de Wohlforth son
metodológicamente idénticas a las de Joe Hansen del SWP, cuya
contribución a la teoría de la Revolución Cubana fue
defender el que la democracia obrera es un concepto de carácter
meramente normativo. Por consiguiente la democracia obrera variaría
sólo cuantitativamente: mucho en los estados obreros muy buenos
(la Rusia de Lenin), y muy poca en los malos (como la de Stalin). Así
Hansen trató dé negar la diferencia cualitativa entre el
ejercicio del poder político por las propias masas trabajadoras, o por
una burocracia bonapartista. De esta manera trató de hacer pasara la
Cuba de Castro por un estado obrero muy bueno "aunque faltándole
todavía las formas de democracia obrera", La historia ha dado ya su
veredicto en contra de las teorías pablistas de Hansen. En su
método Wohlforth sigue de cerca los pasos de Hansen sólo que
invirtiendo completamente sus conclusiones.
La justificación básica para la
revolución política proyectada por L. D. Trotsky no existe para
Wohlforth. De otra manera ¿cómo Wohlforth podría afirmar
que la transformación de Cuba en un estado obrero deformado "como China"
elimina cualquier papel de la clase obrera? Nosotros insistimos en que los
regímenes en- Yugoslavia, Cuba, China, etc., requieren por su
carácter nacionalmente limitado y burocráticamente deformado tal
revolución política por los obreros, igual que la requiere Rusia.
La burocracia estalinista debe ser aplastada para abrir el camino hacia
el desarrollo socialista.
J. R., 9 de junio de 1966. |